lunes, 26 de enero de 2015

Los ejes de la política

Todos conocemos el diagrama de Nolan, esa cruz donde se puede encuadrar cualquier posición ideológica. Para los que no lo conozcan, consiste en una cruz, donde horizontalmente se plantean los postulados conservadores progresistas (matrimonio homosexual, cambios de sexo, modelo de familia) y verticalmente el grado de intervención del Estado en la vida privada.
Sin embargo, la realpolitik es mucho más desagradable que los modelos políticos teóricos. Generalmente, una serie de partidos y medios de comunicación marcan la agenda pública, y además, esa serie de partidos crean una falacia bidimensional donde solo hay dos puntos: izquierda, derecha, arriba, abajo, casta, ciudadanos, austeridad, políticas expansivas… Después, solo has de defender tu posición como “la virtud” y la posición contraria como un monumental error, un mal alevoso que va a corroer la vida pública.
Esta estrategia roza dos falacias lógicas: la dilemática (donde se pone al adversario entre la espada y la pared, hablando claro) y la falacia del hombre de paja, esto es, construir el discurso del contrario de forma beneficiosa al nuestro.
Sin embargo, se hace muy a menudo: durante la campaña del 2011, el Partido Popular marcó la agenda política, vinculándose a si mismos la “virtud” de acabar con el paro e iniciar un programa de austeridad y achacando al PSOE la destrucción de empleo y el despilfarro.
Que la destrucción de empleo viniese marcada por otros factores (la nefasta gestión del gobierno socialista sigue ahí, no los exculpo) o que el PSOE comenzase con la austeridad congelando pensiones y sueldos públicos no importa: el PP les construyó el discurso, aprovechado la incompetencia de un PSOE confuso, rendido, desideologizado y que comenzaba una travesía por el desierto que aún no ha terminado.
Ahora es Podemos y una corriente política que podríamos llamar “izquierda cívica”, esa izquierda descafeinada demasiado rompedora para los socialdemócratas de toda la vida pero demasiado light para los partidos herederos de los partidos comunistas históricos, quienes marcan la agenda en España y Grecia.
Podemos les está construyendo el discurso al PP con una facilidad pasmosa: son el Partido de la corrupción, el partido anclado, rendido y encadenado ante Bárcenas, un partido sin programa ni ideología servil solo con la Troika y la UE
Ellos mismos se presentan como el cambio, con un aura de pureza cívica intachable, como una clase media depauperada que va a  devolverles el país a los suyos. Plantean entonces el discurso en dos extremos: casta y la anticasta, ellos contra una minoría privilegiada, y dan por obsoleto en planteamiento izquierdas/derechas, en la línea del 15-M.
Por tanto, este año electoral discurrirá en estos términos: los partidos tratarán de alejarse de la casta y se procurará dar una imagen de renovación y frescor, frente al continuismo que a lo mejor se hubiese querido dar en ejercicios anteriores. El campo se ha definido, ahora hay que ver como se juega el partido.
Esto explica por qué IU se queda petrificado: IU estuvo basando su discurso en ser la verdadera izquierda. No es que esté perdiendo el partido: es que directamente no lo está jugando.
Esta definición probablemente también marca las alianzas políticas y las reacciones futuras. Cuando Syriza, el aliado de Podemos en Europa, se alía con Griegos Independientes, nacionalistas y conservadores, rompe el esquema clásico de izquierdas y derechas, pero responde al discurso que construyó durante la campaña griega: Troika o anti-Troika.
Ahora pueden ocurrir dos cosas: que la derecha griega construya un discurso estabilidad vs utopía (y lo apliquen cuando las cosas vayan mal por Grecia), o que se acentúe el discurso anti-UE, siendo el siguiente el neonazi Amanecer Dorado o el KKE.

La primera opción sería, en la práctica, volver al esquema clásico de izquierdas y derechas y la segunda opción sería profundizar en la retórica nacionalista y anticapitalista, con resultados mucho más profundos (y probablemente efectos no deseados) para Grecia. 

Los que crecimos respetando a ETA

Hace poco tuve la oportunidad de hablar en Radio Ser Córdoba sobre la relación de la juventud con el terrorismo junto con otro compañero de la Universidad. Lo hice en un momento complicado debido al sangriento atentado contra la revista Charlie Hebdo, justo a la semana de los atentados.
Una de las preguntas a las que me tuve que enfrentar fue la relación de la juventud con el terrorismo de ETA, afortunadamente ya silenciado en nuestro país. Como declaré, mi generación no tuvo miedo a la ETA; sentíamos rechazo y confianza en que algún día se resolvería gracias a la actuación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Que no tuviésemos miedo no significa que no respetásemos a ETA. No el respeto que se le tiene (o debería tener) al profesor o al progenitor, sino el respeto que se le tiene a un grupo de asesinos que sembraban de cadáveres la geografía española. El respeto que se le tiene a la muerte o a una enfermedad terminal. La sensación de banalizar un conflicto que dejaba víctimas anualmente y heridas abiertas en Euskadi era sencillamente repulsivo, no recordando bromas sobre ETA entre la chavalada de mi edad, bromas que si generaba, por ejemplo, el terrorismo yihadista, con un gusto más que dudable.
Esa banalización, sin embargo, ha comenzado, y no desde grupos de estudiantes irreverentes o revistas marginales, sino desde las más altas instituciones del Estado, desde los mejores periodistas de la derecha, desde los círculos de poder y las más altas esferas. ETA se ha convertido en el coco, en una sambenito vacío con el que vestir al más ridículo oponente político para difamarlo sin argumentos, una suerte de ley de Godwin de la política española apta solo para los más cerriles y estrechos cerebelos del electorado español.
¿Se puede considerar ETA a un profesor universitario que, mediante una serie de asambleas, monta una suerte de movimiento personalista a base de propuestas irrisorias y logra una determinada atención mediática y cuota de poder? ¿Se puede considerar ETA a una plataforma que se dedicaba a copiar formas argentinas de manifestación y que hace llorar a los hijos de los ministros? ¿Es ETA el aborto, ese tema a caballo entre el derecho de la mujer y la bioética?

Yo al único etarra que reconozco es al de la capucha y tiro en la nuca; al de la bomba furtiva y el cobarde comunicado, al del zulo y la huida a Francia. Me niego a rebajar el terror que generaron unos asesinos a sambenito de la derecha y fácil chascarrillo político del periodismo conservador. ETA fue una banda terrorista, no una recurrente falacia del hombre de paja. 

miércoles, 11 de junio de 2014

El peso del Rey en la política internacional

Tienden a vendernos la figura del Rey como un cargo inocuo, más ceremonial y folclórico que real, cuyas bondades se muestran en forma de contratos con los sauditas, imparcialidad (por no decir mutismo) ante los asuntos políticos y ser un eje fundamental en la Transición. El Rey, en definitiva, reina pero no gobierna, siendo esto último tarea de políticos y burócratas del poder ejecutivo.
Esto, no obstante, es una verdad a medias. En el Derecho interno, el que emana del Congreso esto es cierto; todos los actos del rey son refrendados, es decir, completados por el ministro del ramo. No obstante, en el Derecho Internacional esto no ocurre. Por el mero hecho de ser Jefe del Estado, ya se tienen poderes de representación sin tener que presentar plenos poderes y por tanto, obligar al Estado. Igual ocurre con las declaraciones unilaterales públicas emitidas por el Jefe del Estado, que obligan de forma vinculante a todo el Estado.
¡Un momento! Pensará el avispado lector: el rey reina pero no gobierna, así lo hemos decidido todos los españoles. El foro internacional (donde no es que reine precisamente la paz, concordia y comprensión entre los pueblos) debe aceptar que la voluntad del pueblo español es que al Rey un ministro luego le refrende sus palabras. Pues no, mucho me temo que, tal y como expone el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Por tanto, el Rey puede obligar perfectamente al Estado español en el plano internacional.
No todo es tan malo. El artículo 46 de la misma Convención recoge que  El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado haya sido manifiesto en violación de una disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una norma de importancia fundamental de su derecho interno. Aquí tendríamos una buena forma de desligarnos de las declaraciones o actos de nuestro Rey.
Por último, en el Derecho Interno no todo está perdido. Sigue siendo preceptiva la función del Parlamento para autorizar Tratados, siendo necesaria incluso una Ley Orgánica para los Tratados de mayor importancia. Por tanto, parece absurdo pensar que el Rey vaya a meterse en un berenjenal internacional para que luego el poder legislativo rechace tus actos. No obstante, tenemos una dinastía borbónica: no sería la estupidez y el ridículo internacional más grande que hayan hecho.
Del anterior galimatías, solo quedaría pensar si el Estado español se vería afectado por algún tipo de régimen de responsabilidad internacional.
La figura del Rey, entonces, debe de ser una figura políticamente impecable en una democracia avanzada, con la cabeza fría y siempre vigilante de sus acciones. Y de esta laguna jurídica una reflexión sobre la Monarquía y el peso que pudiera llegar a tener.

PD: Todo esto no es tan malo. Si nos saliese un Rey genocida, al no estar vinculado el Derecho Interno con el Internacional este sería juzgado, aun con otra Ley de Amnistía. 

lunes, 26 de mayo de 2014

La ultraderecha en España

He de reconocer que uno de mis grandes miedos estas elecciones europeas es que al fin se produjese un auge de la ultraderecha en España, como en otros países europeos. Por ultraderecha me refiero a los movimientos neofascistas o euroescépticos y xenófobos, como el Frente Nacional en Francia, Jobbik en Hungría o Amanecer Dorado en Grecia, el Movimiento de los Verdaderos Fineses…
Si bien es cierto que no esperaba que sacasen un escaño, si esperaba un fuerte incremento de sus votos, de tal forma que cogiesen fuerza y comenzasen a lograr concejalías en 2015 e incluso diesen el salto al Parlamento en 2016. Pero esto no ha ocurrido. Solo un leve repunte. Aunque sumasen todos sus votos, los partidos de extrema derecha no conseguirían ni un solo eurodiputado en España, a pesar de la circunscripción favorable y la tendencia a votar como castigo en estas elecciones.
Antes de continuar este artículo, explicaré porqué, de momento, no meto a Vox en el saco de la ultraderecha europea. No solo de populismo y eurofobia vive la extrema derecha, pues esta ha de tener cierto sustrato ideológico. Vox es un partido liberal y conservador, pero esto no lo convierte ni mucho menos en neonazi. Los neofascismos son un tipo de ideología colectivista, son un socialismo más al que se le añaden elementos como la raza y fantasías nacionalistas, junto con la construcción de un enemigo común para unificar las fuerzas internas (los inmigrantes, los judíos, etc). De momento, no he visto a Vox pronunciarse en estos términos.
Como he dicho, ni sumando todos los votos de la ultraderecha en España esta obtendría los 250.000 votos que necesita para obtener un eurodiputado. Veamos sus resultados:
Falange Española de las JONS -------à 21.577 votos
Impulso Social--------------------------à 17.774 votos
La España en Marcha------------------à 16.879 votos
Democracia Nacional -----------------à 12.904 votos
Movimiento Social Republicano ----à 8.875 votos
En total suman 78.009 votos, necesitando 171991 votos más para alcanzar su ansiado eurodiputado. Es curioso que, además, esta temporada en España ha tenido mucha visibilidad, aunque no sea positiva: el ataque a Blanquerna, los Trending Topics patrocinados por Impulso Social… nada de esto ha hecho que suba el apoyo a los partidos patriotas sociales del país.
Es curioso además que el partido que menos oculta ser una organización de corte fascista (Falange) sea la que más votos obtenga, y que la organización que menos votos ha cosechado sea MSR, un partido deliberadamente ambiguo que pretende introducirse en los movimientos sociales con consignas clásicas de los partidos de ultraizquierda, evitando hacer hincapié en asuntos espinosos como la inmigración. Parece ser que al votante fascista español le gustan las cosas claras. La España en Marcha, un partido que directamente puso el Águila de San Juan propia del régimen franquista en su papeleta electoral, ha doblado en votos al MSR.
Además, no parece que haya voluntad de acuerdo en la ultraderecha española. La España en Marcha, un intento de coalición para estas europeas, sufrió un tortuoso camino hasta presentarse el 25 de mayo. Democracia Nacional y Soluciona, esta última una formación ultra que no llegó a presentarse, también tuvo sus desencuentros. MSR, por su parte, no mantiene buenas relaciones con Democracia Nacional ni con España 2000. Además, su ambigüedad le ha valido de no pocos disgustos en el ala ultra española.
Entre los motivos de este poco apoyo de la ciudadanía al ala ultra de la política española se encuentra, quizás, el nulo sentimiento nacionalista español en la población, el peso del régimen franquista en el imaginario colectivo o que, a diferencia de en otros países de Europa, las clases populares sigan confiando en la izquierda.
Además, la democracia es una idea muy defendida en España. Tanto es así que la mayoría de la gente no solo no votaría a estos partidos, sino que además los ilegalizaría, según datos de la Encuesta Social Europea de 2011.




En resumen, en España seguimos en otro tiempo político diferente al de Europa, y por una vez estoy satisfecho de no estar en una España más europea, como diría Ortega. 

lunes, 31 de marzo de 2014

La titularidad de la Mezquita-Catedral

Incluso escribir el título es difícil. ¿Catedral, Mezquita-Catedral, Mezquita? Si atendemos al culto que tiene lugar en ese lugar, es Catedral. Si nos atenemos al culto que en ella hubo entre los siglos VIII y XIII, es una Mezquita. El nombre Mezquita-Catedral parece no contentar a nadie, a pesar de que parece poder conjugar lo que uno se va a encontrar al atravesar sus muros: un edificio inequívocamente andalusí donde se practica el culto católico. Incluso la posición de las palabras es correcta: primero fue Mezquita; más tarde, Catedral.
Este tema puede abordarse desde muchos planos: morales, teológicos o políticos. En un mundo positivizado, donde impera el ordenamiento jurídico frente a cualquier otra circunstancia, parece interesante incidir en qué leyes, y las dos interpretaciones que surgen de estas, están suscitando el debate.
La diatriba se basa en presupuestos: la titularidad de la Mezquita-Catedral y la inconstitucionalidad de unos artículos de la Ley Hipotecaria. No obstante, es el primer presupuesto sobre el que radica toda la polémica: si resultase ser un bien público, el segundo presupuesto quedaría invalidado.
Voy a intentar arrojar luz sobre esta cuestión, y no voy a aventurarme a dar una respuesta; no por cobardía, sino por responsabilidad hacia el lector. Estamos ante un caso de enrome envergadura que probablemente acabe en los tribunales, donde se mezclarán leyes modernas con antiguas provisiones reales y la propia Historia de la ciudad.
Aquí hay dos visiones enfrentadas: la plataforma Mezquita-Catedral de Córdoba: patrimonio de tod@s y la propia Iglesia. Ambos tienen su argumentario disponible en Internet: los apuntes jurídicos sobre la titularidad pública de laMezquita-Catedral de Córdoba de Antonio Manuel, profesor doctor en Derecho Civil de la UCO.
La diócesis de Córdoba publicó un informe jurídicoexplicando la situación legal de la Mezquita-Catedral, de manos de Joaquín Alberto Nieva García, canónigo doctoral, doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Lateranense de Roma.
Entrando en el primer presupuesto: la propiedad. La plataforma ciudadana que pretende que la Mezquita-Catedral sea de titularidad pública esgrime que es bien demanial, por lo tanto un bien imprescriptible que no puede tomarse por inmatriculación. Según esta versión, el bien habría pertenecido siempre al Estado, como se argumenta en los Apuntes Jurídicos de Antonio Manuel. La Real Provisión de Loja de 1523, la sentencia real de Carlos V donde se permitía iniciar las obras para instalar el crucero renacentista o el Acta Capitular del 29 de abril donde se permitía derribar parte de la Mezquita.
Por tanto, según esta versión, la Mezquita Catedral siempre ha estado ligada al poder público.
En el otro lado también existen sólidos argumentos: Manuel Nieto Cumplido, doctor en Historia Eclesiástica y canónigo archivero de la Catedral de Córdoba cita en su obra La Catedral de Córdoba documentos como una bula del Papa Gregorio IX a Fernando III donde dice que la Iglesia es la legítima propietaria del inmueble, el testimonio del Rey Felipe IV en el cual afirma que el obispo es el legítimo dueño del templo. También se citan documentos como la Historia Rebus Hispaniae del arzobispo de Toledo o la Primera Crónica General de España  de Alfonso X.
No obstante, no hay que irse tan lejos para afirmar que la Mezquita-Catedral es una propiedad privada de la Iglesia: se habría adquirido por usucapión debido a la posesión pública, ininterrumpida, legal y pacífica de la cosa durante 800 años aproximadamente. Esto, claro está, si se toma de base que la propiedad es privada, pues de ser pública el bien es imprescriptible.
Los argumentos dados por la Plataforma me parecen débiles: que hiciese falta un permiso del poder público (en este caso del Rey) para realizar obras en una propiedad privada no implica que la propiedad sea del poder público. Hoy día siguen existiendo permisos de obra, construcción, etc para acometer reparaciones o ampliaciones en bienes inmuebles. En un Estado del Antiguo Régimen, confesional, con un Rey con poderes absolutos no debería extrañarnos que hiciesen falta poderes reales para muchas cosas (como por ejemplo comerciar con América), incluida esta.
El segundo punto en conflicto es la constitucionalidad de los artículos de la Ley Hipotecaria, el art 206 y 304. Según los Apuntes jurídicos, estos apuntes son “a todas luces inconstitucionales” por equiparar a la Iglesia con el poder público, en un Estado aconfesional.
Según el informe jurídico de la Diócesis, estos artículos son constitucionales y válidos, citando para ello una sentencia del Tribunal Supremo de 16 de noviembre, que afirma la constitucionalidad del artículo 206 de la Ley Hipotecaria. Es más, mientras que los Apuntes jurídicos habla de privilegios de la Iglesia y poderes paraestatales propios del régimen anterior (el nacionalcatolicismo franquista) la Iglesia habla de situación de desigualdad frente a otros cultos al prohibírsele registrar sus bienes inmuebles, y privándosele de la seguridad jurídica que otorga el Registro de la Propiedad.
La constitucionalidad de estos artículos solo puede ser dilucidada por el Tribunal Constitucional. El fallo del Tribunal Supremo no supone nada a efectos constitucionales; de hecho no sería la primera vez que existe una contradicción entre ambos tribunales.
No obstante, fue la propia Dirección General de Registros y el Notariado quien, en 2001, declaró la posibilidad de inscripción de los templos de culto católico basándose en el principio de igualdad de la Constitución Española.
Estas son las dos posturas expuestas; me gustaría, asimismo, recordar algunas cosas en materia de propiedad más allá de estos dos presupuestos:
-La primera es que la Administración Pública tiene todas las de ganar, en caso de que exista empeño político en que la Mezquita- Catedral sea un bien demanial. La Administración siempre podrá expropiar propiedades a cualquier persona por causa de utilidad pública o interés social. (Art 1 de la Ley de Expropiación Forzosa) Son dos causas lo suficientemente amplias como para encajar ahí la expropiación de la Mezquita-Catedral (esto suponiendo que definitivamente sea de propiedad privada). Eso sí, la Administración correspondiente deberá pagar a la Iglesia un importante justiprecio.
Lo único irónico de este instrumento legislativo es que se critique precisamente a la Iglesia de usar privilegios franquistas, cuando esta ley es de 1956 (de hecho la ley se basa en la competencia que le otorga el artículo 32 del Fuero de los Españoles).
-La segunda es que, como dice la Constitución en su artículo 33.2, la propiedad privada estará delimitada por su función social, de acuerdo con las leyes. Esto impediría a la Iglesia ejercer sobre la Mezquita-Catedral unos poderes absolutos.
-La tercera es que la Mezquita-Catedral no es solo un lugar de culto, sino una atracción turística importante, probablemente la mayor de Córdoba, siendo evidente su impacto en la economía local e incluso económica. Tanto el artículo 38 como 131 de la Carta Magna deberían garantizar que el inmueble sea gestionado de acuerdo con los intereses generales de la nación, y no solo como la Iglesia disponga.
-Por último, es obvio que la Mezquita-Catedral es un conjunto artístico y cultural envidiable. El artículo 46 de nuestra norma suprema deja claro que los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, artístico y cultural de los pueblos de España y de los bienes que la integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y titularidad. Otro freno para que, en caso de que resulte ser propiedad privada de la Iglesia, esta deba de actuar de acuerdo con el interés general.
He dado a conocer ambas versiones y otros apuntes sobre la cuestión. Seleccionen y eviten el sectarismo, siempre tan dado a aparecer en estos debates.

lunes, 3 de marzo de 2014

La casa de la señora Le Pen

La imagen de que un Estado es una casa es probablemente uno de los argumentos más repetidos por la ultraderecha. En tu casa no dejas entrar a cualquiera es la letanía que repiten día sí y día también en sus panfletos, discursos, blogs y cuentas de Twitter. Es un argumento tan extremadamente simple que se cae por su propio peso en el momento en que uno reflexiona un momento. Voy a pasar a desarrollarlo brevemente.
Lo primero que hay que pensar es que es una pregunta trampa, casi retórica, porque se responde sola: obviamente, no dejamos entrar a cualquiera en nuestra casa. Por muy solidarios, multiculturales, socialdemócratas y tolerantes que seamos (¡o a lo mejor hay gente excepcional que si lo hace!) si se nos presentase Mamadou en nuestra puerta tras cruzar el Estrecho en una patera y nos pidiese techo y tres comidas calientes diarias no se lo daríamos. No es porque pensemos que el bueno que Mamadou no se las merece, sino porque simplemente no ha surgido el vínculo afectivo necesario como para abrirle esta delicada esfera que es la intimidad personal y familiar. Le ofreceríamos comida, limosna o lo conduciríamos a un centro social, pero no lo invitaríamos a pasar y a convivir con nosotros. Si conociésemos a Mamadou de antes, al ser un amigo o compañero de trabajo, si le abriríamos la puerta (o no, cada cual mantiene las relaciones sociales en el grado que ve conveniente).
¿Somos racistas por no ayudar a Mamadou dándole casa y comida hasta que encuentre un trabajo? No, en absoluto. Simplemente hemos actuado con lógica: mi propiedad y el fruto de mi trabajo lo administro como vea conveniente.
El fallo del razonamiento de Le Pen, y la ultraderecha en general, es que una casa no es un Estado completo, y comparar un zaguán con una política fronteriza y migratoria es tan absurdo como comparar una bicicleta con un submarino nuclear.
Además, podríamos ahondar más en el argumento de la señora Le Pen: ¿tu casa? ¿Es Francia TU casa? Francia será la casa de todos los franceses. Y aunque la ultraderecha suele siempre hablar de nacionales de pura cepa (raza, básicamente) dudo mucho que todos los franceses autóctonos (blancos) piensen en expulsar a los inmigrantes. En una casa, cuando dice la señora Le Pen, suele haber conflictos por algo tan banal como una comida de domingo en la cual se ha invitado a uno de los suegros/cuñados de uno de los cónyuges. No me gustaría pensar cómo va la señora Le Pen a armonizar uno de los Estados más poblados de Europa.
Una casa, por otra parte, carece de estructura democrática: dudo mucho que en su casa tomen las decisiones de forma democrática. Suele haber cierto consenso, pero es una falsa democracia: si sus padres desean veranear en Cádiz y usted se encapricha con ir a Fuengirola, se irá a Cádiz. No me imagino una casa dirigida desde una asamblea, con turnos de preguntas, recursos, sistema constitucional o libertades individuales. Simplemente, como diría Scheler: una casa puede ser una comunidad; en una nación habrá una sociedad. 
Además, la expresión casa (entiendo que aquí la señora Le Pen se refiere al hogar, ese lugar donde desarrollamos nuestra vida íntima lejos de la mirada de los demás) y la ultraderecha hace que se me vengan a la cabeza recuerdos orwellianos. ¿Tiene usted intimidad en su casa? ¿Acaso su padre, madre o hermano no conocen hasta los últimos detalles de su vida (dónde trabaja, qué piensa, cuáles son sus miedos, secretos, debilidades, etc)? ¿Cree usted que toda Francia es una casa? ¿Y está dispuesto a que la señora Le Pen sea una especie de mamá francesa? Le Pen llevando Francia como si fuese una casa, controlando toda la intimidad existente en cualquier hogar francés, suena totalitario.

Un Estado, insisto,  no puede ser una casa. De hecho, como decía Nietzsche: Estado se llama al más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: “Yo el Estado, soy el pueblo”.

viernes, 31 de enero de 2014

Pablo Iglesias y los lumpen

Ha surgido un pequeño escándalo en Twitter a partir de la publicación de un vídeo de Pablo Iglesias criticando al lumpenproletariado, clasificándolos de gentuza y clase mucho más baja que la nuestra. Inmediatamente Twitter se ha inundado de seguidores de Pablo Iglesias alegando una descontextualización de su discurso, marxistas ortodoxos criticando a este por insultar al lumpen (lo cual no deja de ser una contradicción, pues Marx y Engels cargaban frecuentemente contra el lumpen) y gente que, por manía o rivalidad ideológica (generalmente liberales hartos de este santo laico de la izquierda y sus fans) criticando a Pablo por la desafortunada frase.




Antes de nada; ¿qué es el lumpen? La RAE defiende la siguiente definición: “casta social más baja y sin conciencia de clase”. Marx carga contra ellos en el 18 de Brumario, al igual que Engels en La guerra campesina en Alemania.
Aquí la cita de Engels         
El lumpemproletariado, esa escoria integrada por los elementos desmoralizados de todas las capas sociales y concentrada principalmente en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles. Ese desecho es absolutamente venal y de lo más molesto. Cuando los obreros franceses escribían en los muros de las casas durante cada una de las revoluciones: «Mort aux voleurs!» ¡Muerte a los ladrones!, y en efecto fusilaban a más de uno, no lo hacían en un arrebato de entusiasmo por la propiedad, sino plenamente conscientes de que ante todo era preciso desembarazarse de esta banda. Todo líder obrero que utiliza a elementos del lumpemproletariado para su guardia personal y que se apoya en ellos, demuestra con este solo hecho que es un traidor al movimiento.
Y aquí la de Marx

Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.


Básicamente, la lumpen es aquella clase que no sigue el programa marxista, y no hace la revolución o incluso se opone a ella. Aunque los defensores de Pablo Iglesias se refieren a ella solo como ladrones y drogadictos, está claro que para Marx y Engels era mucho más: era un elemento tan nocivo para la revolución como la propia aristocracia o burguesía.
No obstante el debate no se genera por usar el término lumpen; precisamente, hay una parte del electorado que izquierdas que pide volver a usar la terminología marxista en proyectos políticos, la cual quedó marginada tras la caída del bloque soviético a finales de los ochenta. El problema está en usar el término gentuza y clase social mucho más baja que la nuestra de forma despectiva para referirse a una clase que, sin duda, es un alto porcentaje de las capas populares españolas, si entendemos el lumpen como clase obrera desideologizada y más preocupada por el fútbol y la telebasura que por las condiciones objetivas de la revolución o las tesis de Mao.
Pablo ha caído –desde mi punto de vista nada marxista- en tratar el problema de las clases sociales como una pirámide. No. El lumpen, esa gentuza, por usar las palabras de Pablo, con pocos estudios y curros de mierda (o en paro) más preocupados por el fútbol que por bailar al son del verdadero comunismo (tenga este las siglas que sean ahora) es gentuza debido a que no han tenido –o incluso algunos no hayan querido- opciones en un sistema educativo con un alto índice de fracaso escolar y un movimiento de izquierdas que hace mucho que perdió el norte por el que, sin duda, no se ven representados esta gentuza.
Pablo probablemente quiso hacer un guiño a sus seguidores más ortodoxos, aprovechando que estaba en una librería presentando un libro, un lugar poco apropiado para lumpens, para demostrar que él es un gran teórico del marxismo, cosa normal si observamos la envidiable carrera académica que tiene. Alberto Garzón es otro neomarxista que suele disculparse por no usar la liturgia marxista y la terminología para llegar a mucha gente, aunque esto suponga la crítica de los ortodoxos.
No obstante, olvida cuestiones también planteadas por marxistas como la escuela de la Criminología crítica, que considera que el sistema penal solo sirve para perpetuar las desigualdades sociales y de clase (para entender esta teoría que partir de que vivimos en un sistema positivista donde la ley marca, por un mero criterio de legitimidad, esto es, estar de acuerdo con la Norma Suprema, qué es legal y que no). 
Mantener el equilibrio entre academicismo y populismo es siempre complicado, y más en la izquierda, con una sorprendente habilidad para escindirse, acosada además por el auge de movimientos fascistas en Europa, que se están llevando el voto obrero ante la zozobra de la socialdemocracia. No obstante, es un debate interesante en la política nacional, siempre yerma de debates intelectuales donde todo consiste en partitocracias y crisis internas más o menos amarillistas. Bienvenido sea.
Más preocupante es la reacción de la candidatura popular Podemos. El diario El Diario.es (siento la redundancia) se hizo eco de la polémica, y parecer alguien llamó desde Podemos enfadados por la publicación. En un momento donde mucha gente lamenta por la salida de Pedro J Ramírez de la dirección de El Mundo debido a las presiones del gobierno, esta no es la mejor carta de presentación para un partido regenerador.

En este diario, por desgracia, son comunes los comentarios despectivos de los lectores por sacar a la luz problemas de IU, Podemos y otros movimientos sociales, llamando a una especie de corporativismo ideológico.
Sea como sea, esto no es más que otro episodio de una política española que no levanta cabeza, ante unas elecciones de perfil muy bajo, a pesar de que por primera el Parlamento de la UE elige al Consejo europeo. Triste, triste.

ACTUALIZACIÓN 2/02/2014
Pablo Iglesias ha pedido disculpas por estas declaraciones en Público. Comienza con una falacia ad hominen como un camión al echarle la culpa a una especie de "nazis aristócratas" de revivir el vídeo, de noviembre de 2013, cuando quienes levantaron la liebre fueron los de la @SectaNihilista . Después, narra una batallita revolucionaria de los días del Movimiento de resistencia global y logra encaminar, inculpándose y pidiendo perdón, por el desafortunado uso de las palabras y recordando lo que él quiere a los lumpen en los países del Tercer Mundo para hacer una Revolución que nos libre de las miserias de la explotación del hombre por el hombre.
Todo, eso sí, con un aire más de abuelo batallitas y de crítico de salón, con sus referencias a Buñuel y a Eloy de la Iglesia. Todo en un ambiente donde vuelven a resurgir las rencillas de la izquierda más ortodoxa (ayer leí en Twitter unas acusaciones de trotskismo). Saquen sus piolets y olviden Europa, caballeros.