domingo, 14 de octubre de 2012

Ha de ser productivo


De aquí a un tiempo no hacemos más que escuchar las palabras “competitividad” y “productividad” en boca de todo el mundo. Se repiten como un mantra y se espera que calen en lo que se supone, es la vaga y poco emprendedora sociedad española.
Indudablemente, las empresas españolas no han demostrado demasiada imaginación ni se han abierto demasiado a nuevos mercados. Ninguna empresa española participa realmente del “boom” de la tecnología inalámbrica que ahora está saturado el mercado de smartphones y tablets, tampoco de los coches híbridos ni de cualquier negocio a primera vista atrayente. Nuestra economía tenía mucha base en el llamado ladrillo y el turismo, aparte de la vanidad –ya casi una parodia- de esas empresas españolas que se dedican a venderle jamón a los chinos y a los estadounidenses.
Ahora que los liberales mandan y no tienen reparos en decir que las empresas son importantes para España y que montar una empresa no es en absoluto ser un capitalista de cuento de Dickens, se están poniendo en marcha programas para ayudar emprendedores –la reforma laboral, aparte de abaratar el despido, incluía deducciones fiscales por contratar empleados de menos de 30 años y capitalizar el 100% del paro para montar una nueva empresa-. Esto, en principio, suena bien con vistas a flexibilizar el mercado e trabajo, crear empresas competitivas, atraer inversión extranjera, etc.
Pero el problema estaba ahí, esa sociedad tan poco instruida en las bondades del capitalismo y que ve emprender como último recurso –cosa cierta, por otra parte- y que prefiere trabajar para una empresa o para la Administración Pública.
Para esto, el ministro Wert ha decidido ponerse manos a la obra e iniciar el anteproyecto de la reforma educativa. No le bastaba con potenciar la formación profesional –cosa que a mi parecer es correcto- sino que desea cargarse, si, esa es la palabra, los bachilleratos de Artes Escénicas y Humanidades.  En el caso del primero desaparece literalmente como Bachillerato, y los alumnos de Conservatorio tendrán que elegir entre su carrera musical o cursar uno de los bachilleratos restantes. El desmantelamiento del bachillerato de Humanidades es más sibilino, pero igual de efectivo. Reduce el griego clásico a una asignatura optativa –presumiblemente reducida a un solo año- convierte el Latín en optativa en 4º de la ESO y la Cultura Clásica desaparece. Esto limita las opciones de conocimiento de estas materias a muchos alumnos, que además suelen estar sometidos a presiones por las presuntas salidas laborales que ofrecen los bachilleratos científicos.
Sumado a la Estrategia Universidad 2015, deja una educación completamente postrada al interés empresarial, quitando cualquier tipo de formación humanista del sistema educativo español. Viendo estos planes de bachillerato, no sería raro suponer a extinción de filologías e historias de aquí a unos años.
Hay que entender que la empresa es una forma de crear empleo y generar riqueza en un país. Pero también hay que comprender que la empresa es un negocio que, de forma legítima, responde a intereses particulares. Poner –como prevé la Estrategia Universidad 2015- la investigación al servicio de la empresa e implantar un sistema de financiación, como vemos en el esquema no parece un sistema especialmente ventajoso para la investigación, pues claramente la actividad económica nunca ha dado muestras de la paciencia que necesita cualquier actividad investigadora, sin hablar de aquellas investigaciones que no supongan una aportación económica directa e inmediata pero si pueden tener un gran valor cultural y un enriquecimiento para el país a largo plazo. ¿O que sería de España si Séneca, Averroes, Quintiliano, Ortega, Unamuno, Dalí, Falla y una interminable lista de personalidades ilustres hubiesen reducido la cultura a entretenimiento y se hubiesen dedicado a “tareas productivas” como montar churrerías en China o financiar al Pocero?


Esquema de financiación de investigaciónEdu
Pero sigamos formando trabajadores, consumiendo y poniendo a Steve Jobs como referente. Sigamos anteponiendo la producción a la ética: si la telebasura produce, sigamos vendiéndola. Si las novelas rosas de vampiros venden, sigamos vendiéndolas. Si perder en dignidad y esencia humana es competitivo, compitamos.


PS: Un vídeo, a modo de reflexión , sobre el papel de la cultura en el individuo según Wert.

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