jueves, 14 de marzo de 2013

La ciencia infusa


El Tribunal de Justicia de la Unión Europea se ha pronunciado sobre las condiciones en las que pueden ejecutarse los lanzamientos hipotecarios, declarándolas abusivas. La sentencia sin duda alguna es interesante desde muchos puntos de vista, como humano, jurídico, económico y político.
No obstante, lo sangrante de la sentencia son las declaraciones formuladas a raíz de esta. Y no es porque nadie relevante haya salido a defender a ultranza la libre voluntad de ambas partes en un ámbito como es el Derecho Privado donde la injerencia del Estado debería de ser mínima; sino, precisamente, su benevolencia y buena disposición.
Que no se me malinterprete; la sentencia es justo lo que necesitábamos. Responde a una humanización de las relaciones socioeconómicas dentro de un territorio tan vasto como es la Unión Europea, una bofetada a la ola neoliberal que sacude Europa debido al férreo dominio alemán. Supone un freno al poder financiero, y porque no decirlo, la implantación de una justicia retributiva: ellos crearon la burbuja inmobiliaria, obligando a la gente a hipotecarse para acceder a un bien de necesidad básica como es la vivienda. Ahora, por lo menos, tienen algún freno, en vez de iniciar una loca carrera de desahucios para… dejar los pisos vacíos y devaluados, sin pagar los gastos de la comunidad, todo sea dicho.
Mi crítica es, más bien, a la buena disposición que ha tenido todo el mundo para aceptar esta idea tan básica, pero que no se aplicaba. Desde el inicio de la crisis (año 2008/09) las hipotecas han supuesto una fuente constante de injusticia material. Pero se han aplicado. Se han aplicado los lanzamientos hipotecarios. Se ha aplicado férreamente la ley. Se ha mandado a la policía y los bomberos para sacar de su casa a los inquilinos, llegando estos mismos cuerpos a mostrar su disgusto por tener que ser los ejecutores últimos de lo que en algunos casos han sido atrocidades. Todo durante cuatro años de gobierno socialista (con todo mi perdón a los socialistas verdaderos por poner este epíteto al PSOE) y casi dos años de gobierno del Partido Popular no se ha modificado la ley. Ni se le ha dado órdenes a la banca nacionalizada para que pare los desahucios de las cajas y bancos que han sido rescatados con dinero público. Solo se ha aprobado una especie de melifluo manual de buenas prácticas que imagino habrá servido para tomar notas en sucio o calzar la mesa coja de algún directivo.
Nada. No se ha hecho nada. Pero a todos les parece genial la sentencia. Todos tenían esta misma idea en la cabeza, el gobierno se compadecía de los desahuciados y la banca lloraba los suicidios. El gobierno dice que cambiará la ley, y la banca que le parece una sentencia razonable y constructiva. Desde el PSOE dicen que ¡ellos tenían razón! A veces pienso en el PSOE, mi querido PSOE, un partido tan joven, con ideas tan buenas, pero con tan mala suerte que jamás han podido gobernar y poner en prácticas sus políticas…
Y es el problema de España: nadie ha hecho nada. Las cuentas con fondos evadidos se crean solas. Las leyes de educación catastróficas se redactan y aprueban solas. Se llega a niveles absurdos de déficit sin ninguna injerencia, de forma autónoma. Achaquémoselo a la diosa Cibeles, o al fantasma de Fernando VII, que aún debe de rondar por Madrid creando desbarajustes. Los desahucios se han producido solos, y la crisis llegó, sola.
España es un país donde hemos apostado fuertemente por la Ciencia: la ciencia infusa.

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