Diego Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía, una
de las comunidades autónomas más grandes, por extensión y territorio, debe de
tener un ángel (materialista dialéctico, por supuesto) que le salve de la
opinión pública de sus tremendas meteduras de pata.
En un momento donde todos los políticos son mirados con
lupa, este señor, con semejante cargo, parece escaparse a todo rapapolvo
público. Y no es porque el electorado carezca de oportunidades: desde llamar“la de las tetas gordas” a la delegada de Educación a que publique un tuit con
información sobre un videojuego, pasando por la sonada compra de una casa de un
vecino desahuciado. Las comparaciones son odiosas, pero cuando el alcalde de
Valladolid hizo una referencia a los morritos
de la por aquel entonces ministra Leire Pajín se formó un buen pitoste (todo el
feminismo saltó contra el desafortunado comentario) y qué decir de cuando la
ministra Fátima Báñez publicó la información de una partida al Bubble Shooter, haciendo
arder Twitter y que toda una caterva de “expertos en comunicación” hablasen con
aire docto en los telediarios sobre la relación del político con las redes
sociales.
No acaban aquí las andaduras del señor Valderas: desde su
escándalo de los jamones (desvelado ayer por ABC) hasta la publicación de un
tuit donde se refería a sentencias
fascistas a las sentencias emitidas por un tribunal constituido en
democracia, con magistrados independientes que adquirieron su plaza por los
principios de mérito y capacidad.
La última es seguir a un tuitero que justifica el antiguo
régimen de la Alemania del Este, la antigua RDA, que siempre con grandes dosis
de humor se dedica a parodiar quienes
denuncian las dictaduras cubana, norcoreana o de los países del antiguo bloque
soviético, así como a contar las bondades del régimen socialista de la época.
El humor que le gusta al señor Valderas
Sentencias fascistas
Como he dicho, el señor Valderas parece poder escurrirse de
la mordacidad de la opinión pública española: ya puede ser porque sus socios de
gobierno del PSOE andaluz acaparan casi toda la atención con los ERE y su nueva
presidenta, o porque es mucho más cómodo meterse con errores similares de sus
homólogos del Gobierno central, más conocidos y accesibles, que además son de
la derecha y da mucho más gusto criticarla.